EUROPA
PRESS
9 mayo
2021
Las
personas con longevidad familiar muestran un mejor envejecimiento cognitivo
Las personas que pertenecen a familias
longevas muestran un deterioro cognitivo más lento con el tiempo, según un
estudio de investigadores de la Boston University School of Medicine (Estados
Unidos) que se ha publicado en la revista científica 'Gerontology'.
El estudio, conocido como 'Long Life
Family Study', ha inscrito
a más de 5.000 participantes de casi 600 familias y los ha seguido durante los
últimos 15 años. Es único en el sentido de que inscribe a individuos
pertenecientes a familias con grupos de parientes longevos. Desde 2006, ha
reclutado a participantes pertenecientes a dos grupos: los hermanos longevos
(también llamados la generación proband) y sus hijos.
Dado que comparten el estilo de vida y los factores ambientales, los cónyuges
de estos dos grupos también se han inscrito en el LLFS como grupo de
referencia.
Para evaluar el rendimiento cognitivo, los investigadores
realizaron a los participantes en el estudio una serie de evaluaciones
destinadas a comprobar diferentes dominios del pensamiento, como la atención,
la función ejecutiva y la memoria, en dos visitas con un intervalo de
aproximadamente ocho años. Esto permitió a los investigadores preguntarse si
los individuos de familias longevas tienen un mejor rendimiento cognitivo de
base que sus cónyuges y si su cognición declina más lentamente que la de sus
cónyuges.
Para estudiar esta cuestión, utilizaron un modelo para
determinar el cambio de puntuación en varias pruebas neuropsicológicas de una
visita a la siguiente. "Este modelo nos permite evaluar tanto el efecto
transversal de la longevidad familiar en la visita inicial como el efecto
longitudinal a lo largo del tiempo de seguimiento", explica el coautor
principal del trabajo, Mengtian Du, estudiante de
doctorado en bioestadística de la Facultad de Salud Pública de la Universidad
de Boston.
Demostraron que los individuos de familias longevas
obtuvieron mejores resultados que sus cónyuges en dos pruebas: una prueba de
codificación de símbolos, en la que los participantes tienen que emparejar
símbolos con sus números correspondientes y que permite conocer la velocidad de
procesamiento psicomotor, la atención y la memoria de trabajo, y una prueba de
recuerdo de párrafos, en la que se pide a los participantes que recuerden una
historia corta y se evalúa la memoria episódica.
Los investigadores también descubrieron que los individuos
de la generación más joven (participantes nacidos después de 1935) mostraban
una tasa de deterioro cognitivo más lenta en la prueba de codificación de
símbolos que sus cónyuges.
"Este hallazgo de un declive más lento en la velocidad
de procesamiento es particularmente notable porque la generación más joven es
relativamente joven con una edad media de 60 años y, por lo tanto, es poco
probable que estas diferencias se deban a una enfermedad neurodegenerativa. Más
bien estamos detectando diferencias en el envejecimiento cognitivo
normal", detalla otra de las responsables de la investigación, Stacy
Andersen.
Según los científicos, esto sugiere que las personas con
longevidad familiar demuestran resistencia al envejecimiento cognitivo. "Estudiando
a las familias podemos aprender sobre la genética, los factores ambientales y
los hábitos de vida que son esenciales para optimizar la salud cognitiva a lo
largo de la vida", concluye Andersen.